“La Mosca ” (David Cronenberg, 1986)
de la propia vida. Las
constantes del cine de Cronenberg (las grandes instituciones como instrumentos
de opresión social que utilizan a la población como conejillos de indias, las
mutaciones como peligrosos beneficios rechazados por la sociedad o la locura y
la psicosis como un mero estada mental más) se pasean por esta joya del terror
de los 80.
Seth
Brundle (Jeff Goldblum) es un científico que, recluido en un destartalado
almacén de los barrios bajos, que hace las veces de casa, investiga la teletransportación.
Por inspiración de Verónica, una periodista (Gena Davis) con la que comienza a
salir tras conocerla en una convención, Seth consigue que sus cabinas de
teletransporte funcionen. Y para demostrarlo se introduce él mismo en una. Pero
algo va mal, una mosca se mete junto a Seth en la cabina y el ordenador los
funde en un mismo organismo. A partir de entonces el científico comenzará a
experimentar cambios: desde un aumento de su fuerza hasta una serie de
horribles cambios físicos que lo van acercando a la forma de un insecto
gigante. Verónica tratará de poner algo de cordura en la mente atormentada y
megalómana de Seth.
Con el excelente trabajo de maquillaje
de Chris Wallas (que logró el Oscar), la absorbente partitura de Howard Shore
(habitual de Cronenberg), la oscuridad ‘in crecendo’ de la fotografía de Mark
Irwin y una inolvidable interpretación de Jeff Goldblum en el papel que en los
50 hiciese el mítico Vincent Price; “La Mosca ” se erige como un atractivo ejercicio de
renovación del cine de terror según los cánones de ‘la nueva carne’ imprescindible
para los que sólo conocen a Cronenberg por "Una
historia de violencia" (2005) o "Promesas
del Este" (2007).
- Para todos a los que les guste el cine de
terror y ciencia-ficción con concepto.
- No pierdan el tiempo los que esperen
un festín de efectos especiales y acción al estilo del cine actual.
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