“Los Pájaros”
(Alfred Hitchcock, 1963)
Alfred Hitchcock estaba pasando por un
momento difícil en su carrera cuando dirigió “Los Pájaros”. Por un lado estaba el éxito de su anterior
largometraje (“Psicosis”, 1960) y de
la serie de televisión “La Hora de Alfred Hitchcock”
(1962-65), que había prolongado la aceptación de “Alfred Hitchcock presenta” (1955-62). Pero por otro lado, el
director inglés tenía 64 años y fama de problemático en una época en la que
surgía un nuevo cine moderno que llevaba a los jóvenes a las salas; aparecían
nuevos directores a los que ya llamaban ‘el nuevo Hitchcock’ (como a
Henri-Georges Clouzot, director que demostró dominar el suspense y la tensión
fílmica en “El Salario del Miedo”,
1953, o “Las Diabólicas”, 1954) y el
cine de Hitchcock corría el riesgo de quedarse desfasado. La presión y las
ganas de callar bocas convirtieron a “Los
Pájaros” en uno de los más geniales ejercicios de terror surrealista de la
historia del cine, compleja, claustrofóbica y capaz de atesorar una multitud de
interpretaciones entre sus inquietantes imágenes y su etéreo argumento.
Melanie Daniels (Tippi Hedren, a cuyo
personaje Hitchcock le había puesto el nombre de su hija de 6 años: Melanie
Griffith) es una niña de papá que un día conoce en una pajarería de San
Francisco al abogado Mitch Brenner (Rod Taylor), el cual quiere comprar unos
agaponis para regalar a su hermana (Veronica Cartwright). Más tarde Melanie
decide visitar por sorpresa a Mitch en su pueblo, Bodega Bay, y llevarle los
pájaros que él no había podido comprar. Pero a su llegada es extrañamente
atacada por una gaviota, y a medida que pasa el tiempo, sin saber porqué, toda
clase de aves comienzan a comportarse de una manera poco habitual.
Las excentricidades del orondo genio
inglés iban en aumento (durante el rodaje de “Los Pájaros” regaló a la pequeña Melanie Griffith un muñeco
réplica de su madre en un ataúd), así como también crecía su ambición
cinematográfica (se puede considerar este film como lo más alto de la
filmografía de Hitchcock). Unos cuidadísimos efectos especiales, una siniestra
banda sonora de Bernard Herrmann y una exigente dirección omnipresente
convierten esta historia de sucesos inexplicables en una de las mejores
películas de la historia, así como una de las fundadoras del subgénero de
terror sobre miríadas de bichos dañinos que amenazan a la humanidad (“Los Pájaros” debía terminar en San
Francisco, con el Golden Gate cubierto de pájaros, pero no se pudo hacer por
falta de presupuesto).
- Para los que se pregunten por los
orígenes del cine fantástico y de terror moderno.
- No pierdan el tiempo los que necesiten
justificaciones y explicaciones en el argumento.
Rubén Párraga Díaz - Cineblog.net