Filmoteca Regional, Miércoles 27 & Jueves
28 de Noviembre
“La
Quimera del Oro” (Charles Chaplin, 1925)
“El Gran Dictador” (Charles Chaplin, 1940)
Dos días, dos películas, dos obras
maestras, dos momentos en la carrera de uno de los grandes genios de la historia
del cine. Cuando dirigió la ambiciosa “La Quimera del Oro”
Chaplin era una rutilante estrella de Hollywood, había dirigido más de 50
cortometrajes (algunos auténticas obras maestras como “The inmigrant”, 1917, o “A
dog’s life”, 1918) y un par de largometrajes (su debut tras las cámaras, “El Chico”, 1921, había sido un colosal
éxito de taquilla); a su habitual virtuosa comicidad física había que añadir
una creciente complejidad conceptual, crítica y moral que convertía el film en
atemporal. En 1940, cuando se estrenó “El
Gran Dictador” (su primer film sonoro y su último gran éxito), Charles
Chaplin era casi una reliquia anacrónica y el mensaje (en este caso una crítica
sangrante al nazismo) había dejado de lado, sin abandonarlo completamente, el
‘slapstick’ y la comedia pura. Esta actitud lo llevó después a criticar el
capitalismo (“Monsieur Verdoux”,
1947) o la persecución política (“Un rey
en Nueva York”, 1957) y a ser acusado por ‘actividades antiamericanas’ y
comunista, lo que hizo que tuviese que exiliarse en 1953.
Una de las características del cine de
Chaplin es su contextualización en entornos hostiles de los que poder extraer
el sustrato de la carga conceptual del argumento. Desde la Alaska de la fiebre del
oro, en la que despiadados y rudos hombres buscan fortuna entre la nieve y
donde se ocultan fugitivos de la justicia, hasta un trasunto de la Alemania bajo el poder de
Hitler, donde ser judío era caminar por la cuerda floja. Y en ambos escenarios,
Chaplin interpreta a un aparentemente débil y desgarbado personaje (ya sea un
vagabundo buscatesoros o un barbero hebreo) al que las circunstancias van
empujando a las situaciones más disparatadas.
Director, productor, guionista,
protagonista y compositor de las bandas sonoras de ambos films, el genio de
Chaplin alcanzaba cotas orgiásticas y parecía no tener límite hasta que la
intolerancia y el miedo a lo diferente contra el que él mismo había arremetido
en sus películas le puso las cosas difíciles (tras “El Gran Dictador” solo rodó cuatro películas en casi cuarenta
años. Pero su herencia, la de un gran maestro de la comedia inteligente y
contestataria, tuvo su continuidad con genios como Jacques Tati, Luis García
Berlanga o Mario Moreno ‘Cantinflas’; y sigue viva en autores tan dispares como
Roberto Benigni, Mike Judge o John Lasseter.
- Para cualquiera que no se haya rendido
a la comedia burda y facilona.
- No pierdan el tiempo los amantes de los
diálogos ingeniosos.
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