Lunes 24 de Febrero
“Scarface, el terror del hampa” (Howard Haks, 1932)
Sábado 1 de Marzo
“El Precio del Poder” (Brian De Palma, 1983)
Tanto el pionero e influyente film de Howard Hawks como el icónico remake de Brian de Palma causaron controversia en su momento debido a su elevado nivel de violencia y a su visión idealizada del crimen organizado o el tráfico de drogas. Pero ambos (que contaban el auge y caída de un intratable mafioso) se convirtieron en rutilantes éxitos de taquilla debido a las mismas razones. Tanto el perturbado italiano Tony Camonte (un concienzudamente excesivo Paul Muni), al que le hierve la sangre cuando se entera del romance de su amigo Rinaldo (George Raft) con su hermana (Ann Dvorak); como el sanguinario cubano Tony Montana (Al Pacino con una sobreactuación que no pierde de vista la interpretación de Muni), que tira por la borda su ‘imperio de la droga’ cuando descubre que su amigo Manny (Steven Bauer) tiene una relación con, que casualidad, su hermana (Michelle Pfeiffer); pasaron a la historia del cine como antológicos anti-héroes que sucumben ante su propia ambición.
Aunque ya era su décimo
largometraje, y había tenido cierta repercusión con varias películas de
aviación para ‘el aviador’ Howard Hughes, el mítico director Howard Hawks (“La fiera de mi niña”, 1938, “El sueño eterno”, 1946, o “Río Bravo”, 1959) tuvo su primer gran
éxito con esta crónica gangsteril de los bajos fondos del Chicago de los años
20 y 30. Rodada en una época en Hollywood de gran libertad de temáticas y
argumentos (entre la llegada del cine sonoro y la implantación del Codigo Hays,
que censuraba contenidos ‘inmorales’), “Scarface,
el terror del hampa” es un cruento festival de crímenes, comportamientos
antisociales y egos exaltados escrito por el prolífico Ben Hecht (periodista,
dramaturgo, novelista y guionista de una veintena de obras maestras) y puesto
en imágenes con contundencia y saber hacer.
El guión que Oliver Stone (que luego
se convertiría incómodo director) para la versión de Brian De Palma (considerado
por aquel entonces sucesor de Hitchcock gracias a films como “Carrie”, 1976, o “Vestida para matar”, 1980) cargó las tintas en erotismo y
violencia explícita, extrayendo ideas de crímenes reales para crear algunas de
las más perturbadoras secuencias del cine moderno (como la recordada escena de
la motosierra). Trasladando la historia original desde las turbias calles de
Chicago hasta las soleadas playas de Florida, este recital de ‘fucks’, cocaina
y rifles de asalto que tuvo muchos problemas con el sistema de clasificación
por edades (el cual insistía en clasificarla X) es hoy día uno de los films más
aclamados por el público (aunque la crítica aún se resista a la truculencia y
el exceso de las aventuras de Tony Montana).
- Para los que
gusten de comparar dos maneras de entender el cine a partir del mismo material.
- No pierdan el
tiempo si se ofenden con palabras malsonantes, sangre, violencia, sexo y todas
esas cosas que pueden hacer divertido al cine.
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