Cines Cinesa, Ciclo Rewind. Martes 9 & Jueves
11 de Julio
“West
Side Story” (Robert Wise & Jerome Robbins, 1961)
Esta enésima versión del ‘Romeo y Julieta’ de
William Shakespeare llevaba desde 1957 triunfando en Broadway cuando a algún
productor listillo (veasé Walter Mirisch, responsable de “Los 7 Magníficos” o la saga de la Pantera Rosa) decidió
trasladarla a la pantalla de cine. A la excelente partitura de Leonard
Bernstein (autor de la banda sonora de “La Ley del Silencio”), las
agudas letras de Stephen Sondheim (“Sweeney
Todd”) y las icónicas coreografías de Jerome Robbins (“El Rey y yo”) se le unió el talento del artesano del cine de
género Robert Wise (que triunfó en la ciencia-ficción con “Ultimátum a La Tierra”,
en el terror con “The Haunting” o en
el cine bélico con “El Yang-Tsé en
llamas”) y un reparto excepcional (con una serie de secundarios brillantes
como el entrañable Russ Tamblyn o los oscarizados George Chakiris y Rita Moreno).
La historia es bien conocida, solo que aquí las
vicisitudes de los Montesco y los Capuleto se trasladan a una colorida (y
eventualmente sórdida) Nueva York llena de bandas callejeras, estilizadas
peleas con navaja y geométricas escaleras de incendios. Tony (Richard Beymer)
es el sosías de Romeo, ex-miembro de la banda irlandesa los Jets; y María
(Natalie Word) es una portorriqueña cercana a la banda de los Sharks. Ambas
bandas están enfrentadas y el romance entre los dos, como ya sabemos, tendrá
trágicas consecuencias.
Mezclando ritmos latinos, con jazz y baladas,
Bernstein creó una inolvidable colección de clásicos imperecederos como ‘America’
o ‘Somewhere’. En una época en la que la popularidad de los musicales estaba
descendiendo “West Side Story” se
hizo con 10 Oscars y rompió las taquillas de todo el mundo gracias a su
atractiva premisa contextual, sus pegadizas melodías, su particular manera de
integrar los números musicales en la acción dramática y el carisma de unos
protagonistas (Beymer y Wood) a los que tuvieron que doblar en las canciones.
- Para los que
gustan de que un personaje se ponga a cantar y bailar sin previo aviso.
- No pierdan el
tiempo los que solo vean en los musicales algo amanerado y cursi.
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